Hace un poco más de un año descubrí que escribiendo encuentro un punto de fuga para sacar todo eso que como un ácido, corroe mi corazón poco a poco.
Al menos con el paso del tiempo he aprendido a dejar de preguntarme por qué me pasan cosas que me ponen mal. Hallé la respuesta cuando encontré un momento de felicidad plena que por momentos se tornaba aburrido. Vivir la vida se trata de encontrar los matices, de hallar subidas y bajadas, de sentir frío y sentir calor.
Mi madre dice que los golpes ayudan a madurar; y sí, por fin estoy entendiendo qué es madurar, madurar es coleccionar cicatrices en el corazón, por eso digo que me siento bien maduro; porque tengo el corazón llenito de heridas cerradas, otras no tanto y otras totalmente abiertas; pero también, según mamá no debo preocuparme, porque según ella desde 1982 se especializó en reparar juguetes y corazones rotos y sí que lo hace bien. Por lo menos conmigo y mis juguetes lo ha logrado una y otra vez.
Es muy común pasarse la vida sobrevalorando "el amor"; "el amor todo lo puede" y depronto sí, lo que no tenemos en cuenta es que para llegar a eso que llamamos "amor" es indispensable pasar por cosas, momentos, situaciones... Situaciones que construyan ese amor, solo cuando pasamos por esas pruebas podemos decir que amamos. Decirlo antes puede hacer mucho daño propio y aún más a terceros.
Las palabras tienen tanto poder, quizás mucho más que un arma, porque por lo menos uno sabe que las armas están creadas para destruir, para hacer daño, pero las palabras más bonitas, que pensamos que solo pueden hacer bien; de repente pueden convertirse en armas implacables que atacan directo al corazón.
Dejarse llevar por buenos y efímeros momentos es peligroso, porque es allí cuando nacen esas armas disfrazadas de bonitas palabras apresuradas. Lo peor no es que se conviertan en armas, lo peor es que son armas con anestesia, que duermen a su víctima que no sabe en qué momento se convertirá un corazón en un revolver.
Alguna vez escribí (http://mcfel82.blogspot.com/2012/01/aun-no-he-puesto-un-titulo.html) que soy un constante productor de sentimientos; que produzco tantos que mi piel no es capaz de conternerlos si no tengo a quién entregarlos y por eso se va rasgando y esos sentimientos van quedando regados. No los entrego, solo dejo que los vaya recogiendo quien tropieza con ellos en su camino, creo que esto es más sano que intentar que una sola persona se haga cargo de todos.
Solo cuando llegue alguien que no se quede solo con el pedazo que encuentre en su camino, sino que quiera más, que los quiera todos, solo entonces, los recogeré todos, los empacaré de nuevo en este cuerpo y este corazón que para entonces estarán totalmente curados y renovados y me entregaré como la única fortuna que puedo ofrecer.
Obviamente no esperaré por ese momento de brazos cruzados, mientras tanto me prepararé para ser esa persona completa pero no perfecta que ese alguien ha de merecer.
Bueno, pues este reguero de palabras cursis y en desorden, ya me han logrado sanar un poco y me siento listo para arrancar. ¿Arrancar a qué? -¡A lo que sea. A eso!
Felipe.
McFel
Vistas de página en total
jueves, 28 de febrero de 2013
viernes, 13 de enero de 2012
Aún no he puesto un título.
Hoy es de esos días en que siento que por más que quiera que todo este bien, sencillamente hay barreras que impiden que lo pueda lograr, las barreras de las diferencias. No eres tú, no soy yo, somos nosotros.
Cada uno escribe su mundo, tenemos derecho a escribir borradores, de hecho creo que nunca escribiremos finalmente nuestra historia, solo vamos por la vida escribiendo borradores, cada vez corregimos menos, pero siempre habrán párrafos que no se funden con la historia escrita hasta el momento.
Mi caso es particular, y creo que por eso será aún más difícil algún día escribir una historia en la que me sienta realmente el protagonista, solo tengo un papel de reparto en mi propia historia. Un protagonista generalmente es hermoso, por ahí ya empecé mal, porque de hermoso no tengo sino mis sentimientos, pero ese es precisamente el valor que menos se nota en el "galán, héroe" o como se quiera llamar al protagonista de una historia.
Me falta fuerza, fuerza para interpretar el papel, solo me dejo moldear y dejo que alguien escriba mi guión. Siempre termino haciendo exactamente lo contrario a lo que quiero, siempre.
Por ejemplo ahora tengo el pecho bien inflamado de tanto sentimiento atorado, de tanto amor que quiero dejar salir, pero cada mañana pego dos puños justo ahí, en medio de mi pecho, como queriendo empujar todas esas cosas que ya no caben, y se quieren botar abriendo mi piel como se abren las puertas de un armario cuando ya no le cabe más ropa.
Soy tan imbécil que ni siquiera pido encontrar a alguien a quien le pase lo mismo, no pido que nadie sienta su pecho reventar por mi, solo pido alguien que tenga mucho espacio para meter un poco de eso que ya no me cabe a mi y este a gusto de guardarme esos sentimientos que son bien bonitos.
Ufff, a este punto creo que en medio de tanta cosa ahí guardada hay alguna botella con agua destapada o un grifo que se abrió. Pero los puños de esta mañana fueron muy fuertes y mi pecho quedó bien cerrado, tal vez eso explique que esa fuga quiera escapar ahora por mis ojos.
Quiero querer y quiero que alguien se deje querer por mi, quiero ser el protagonista de mi historia y que tú seas el protagonista de tu historia, dos historias que se entrelacen y se vuelva una sola que se llame nosotros.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)